19 de septiembre de 2019

Investidura fallida: la verdad detrás de la farsa.



Hemos asistido durante meses a un teatro politiquero, a una auténtica pantomima esperpéntica protagonizada por las distintas facciones del Régimen, especialmente entre las socialdemócratas.

Ofrecimientos y súplicas humillantes para estar en el consejo de ministros aunque fuera poco mas que como ujieres por parte de la nueva socialdemocracia que representa Podemos y rechazos y excusas ridículas, desenmascaradas una tras otra, por parte de la socialdemocracia derechista y reaccionaria que se autodenomina PSOE, la cual, al final lanzaría patéticos llamamientos al resto de facciones derechistas para que les dejaran gobernar.

Pero ¿qué es lo que hay detrás de todo este circo y del hecho de que no haya sido posible un gobierno de las socialdemocracias? Nosotros sabemos que una cosa es el gobierno y otra el Poder. El Poder está en manos de la oligarquía, de los grandes capitalistas y el gobierno no es sino el administrador de sus negocios e intereses. Y aquí está la clave de la cuestión.
Ellos saben que pueden confiar plenamente en el llamado PSOE, su historial lo avala. A lo largo de sus mas de 23 años de gobierno, esta facción ha servido fielmente los intereses de la oligarquía y se ha destacado por la actuación contra los trabajadores. Un breve resumen de sus “hazañas”:
  • - Desmantelamiento del tejido industrial y parte de los cultivos sociales para cumplir las exigencias para la entrada en la Unión Europea. Solo las multinacionales como Repsol, Telefónica o la banca se beneficiaron de la inclusión de España en la UE.
  • - Integración fraudulenta de España en el brazo armado de las multinacionales, la OTAN.
  • - Mantenimiento de las bases norteamericanas en España.
  • - Creación de los GAL: 27 asesinatos, torturas y secuestros.
  • - Colaboración con los franquistas en el encubrimiento del genocidio de clase perpetrado por este durante 40 años.
  • - Aceptación del concordato con la iglesia católica por el que se e trasvasan a esta secta ultraderechista unos 11.000 millones de euros anuales del herario público.
  • - Abren la puerta a la privatización de la sanidad con la aprobación, junto al PP, de la ley 15/1997.
  • - Inician la privatización masiva de grandes empresas públicas.
  • - Reforma laboral de 2010  por la que se reducen las indemnizaciones por despido de 45 días a 33. Se introduce el despido por causas económicas. Los empresarios podrán despedir a trabajadores si "prevén" pérdidas económicas con solo 20 días de indemnización. - La empresa puede modificar UNILATERALMENTE las condiciones de trabajo.
  • - Elevan la edad de jubilación a los 67 años.
  • - Le entregan a la banca alrededor de 50.000 millones de euros de dinero público y avales por 200.000 millones.
  • - Para contribuir a este desembolso le sustraen a los empleados públicos el 5% de su salario.
  • - Aprueban, junto a sus socios del PP, la reforma del artículo 135 de la constitución por el que prioriza el pago de la deuda pública ilegítima sobre los gastos sociales.

A este “ejemplar” historial hay que añadir su prostitución política a la clase dominante mediante el pago de dádivas en forma de acceso a consejos de administración de grandes empresas de exgobernantes en pago a sus servicios prestados y a la corrupción generalizada a todos los niveles.

La otra facción socialdemócrata, Podemos, fue creada como repuesto del PSOE en un momento en que el afloramiento de escandalosos casos de corrupción amenazaban la hegemonía compartida de este en esa dictadura perfecta consistente en la alternancia de gestores en el gobierno de esos intereses de la oligarquía. Como socialdemócratas que son, no suponen ningún peligro para el sistema social ni para el régimen político que lo sustenta.

Aunque sabemos por experiencia histórica que la socialdemocracia cuando accede al gobierno se pone total y rápidamente al servicio de los ricos (ahí está el caso reciente de Syriza en Grecia), en la coyuntura actual mantiene una posición reformista.
La clave de que no haya sido posible este gobierno de coalición socialdemócrata es que la oligarquía ha dado instrucciones claras y terminantes, de las que hay varias manifestaciones públicas, de que no consentirían un gobierno con la socialdemocracia reformista que representa Podemos.

Y no lo permiten porque no están dispuestos a dar ni el más mínimo paso atrás en sus avances contra los trabajadores, en el nivel de explotación y de supresión de derechos sociales alcanzados. No están dispuestos a permitir ni la leve modificación de la última reforma laboral o de la llamada “ley mordaza” que plantearía Podemos de cara a su militancia y electorado. Tampoco la posibilidad de retrotraer la edad de jubilación a los 65 años, etc.

Nunca hubo la mas mínima intención de aceptar ni un gobierno de coalición ni de aplicar un programa social reformista por parte del PSOE.
La oligarquía no solo no está dispuesta ceder ni un ápice de sus conquistas frente a los trabajadores si no que, ante el nuevo ciclo recesivo que se avecina, seguirán adelante con su agenda de sobrexplotación directa e indirecta de los trabajadores. 

De manera inmediata está la aplicación de ese artículo 135, cuya entrada en vigor está prevista para 2020, el negocio de la privatización de servicios públicos como la sanidad o la educación, de las pensiones y la reducción aun mas de los costes por indemnización por despido, con la introducción de la llamada “mochila austriaca”, consistente básicamente en que sea el trabajador el que se pague su propia indemnización.

Saben que están en condiciones óptimas para culminar su ofensiva social. Saben que los trabajadores están en una situación de indefensión, desarmados ideológicamente, con un bajísimo nivel de conciencia de clase, y desorganizados sindical y políticamente, con una llamada “izquierda alternativa”, infectada hasta la médula de posmodernismo burgués, que induce a sus militantes a perder el tiempo con acciones estériles de tipo seudo feminista, animalista, etc., o entregados en cuerpo y alma al oportunismo electoralista y que han abandonado absolutamente desde hace muchos años la militancia en el Movimiento Obrero, renunciando a organizar a los trabajadores y defender sus intereses de clase.

En este país los derechos sociales y la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores se conquistaron mediante la lucha sindical y política en los centros de trabajo, incluso fuera de la legalidad. Se conquistaron organizando a los trabajadores en el Sindicalismo de Clase, no con pantomimas electorales controladas por la burguesía.

Que nadie se llame a engaño, una cosa es absolutamente segura: O los trabajadores se organizan en el Sindicalismo de Clase creando una poderosa estructura de ámbito estatal o la continuidad en el deterioro de sus condiciones de vida, la reducción de derechos sociales y el aumento de la explotación están garantizados.

José Luis Gómez (CSU-Extremadura)

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